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Anafilaxia

Se hable de anafilaxia alérgica o reacción anafiláctica en dos tipos de situaciones. La primera situación es cuando aparecen al mismo tiempo, de manera brusca, por contacto con algún alergeno, síntomas alérgicos en dos o más zonas del cuerpo: bronquios, laringe, nariz y ojos, piel, aparato digestivo, aparato circulatorio. Esos síntomas pueden ser de intensidad leve a grave. La segunda situación es cuando por contacto con un alergeno aparecen síntomas bruscos, de carácter grave, que hacen que caiga la tensión arterial, es decir que aparezca un “shock” anafiláctico. Actualmente se tiende a usar el término anafilaxia para la primera situación, aunque algunos médicos lo prefieren reservar para el caso de que haya “shock”.

La pseudoanafilaxia, falsa anafilaxia o reacción anafilactoide es una situación en la que aparecen los mismos síntomas que en una anafilaxia, pero que no es debida a una verdadera reacción alérgica. 
Actualmente se aconseja no usar esos términos de pseudoanafilaxia o reacción anafilactoide, si bien son muy usados todavía. Se recomienda usar en su lugar el término anafilaxia no alérgica o no IgE mediada para distinguirla de la anafilaxia alérgica.

La anafilaxia puede afectar a cualquier órgano o sistema. Es una reacción alérgica generalizada en la que se afecta principalmente la piel junto con otros órganos. Los síntomas son la expresión de los órganos afectados. En función de la afectación de los mismos variará la expresión clínica.

  • En los bronquios: tos, sibilantes o “pitos” en el pecho, dificultad respiratoria y opresión o dolor torácico.
  • En la laringe: tos seca perruna, afonía, dificultad para hablar o tragar, estridor (entendido éste como ruido ronco al tomar aire), dificultad respiratoria.
  • En nariz y ojos: estornudos, goteo nasal, picor nasal, taponamiento nasal, lagrimeo, picor ocular, enrojecimiento de ojos, edema palpebral.
  • En la piel y mucosas: enrojecimiento, habones o ronchas grandes con picor por cualquier sitio, inflamación de ojos, labios, lengua, campanilla, o cualquier zona del cuerpo, picor en la cabeza. Un síntoma muy típico, y que anuncia una posible reacción grave, es el picor y enrojecimiento de palmas de manos y plantas de pies.
  • En el aparato digestivo: vómitos, dolor abdominal, retortijones, diarrea.
  • En el aparato circulatorio: descenso de la tensión arterial, incluso hasta llegar a “shock”. Al bajar la tensión no llega bien la sangre a los órganos del cuerpo, sobre todo al cerebro. En ese caso se puede experimentar malestar, mareos, visión borrosa, sensación de angustia, de muerte inminente, llegando a la pérdida de conciencia, o incluso a las convulsiones. Cuando la reacción es grave y mantenida pueden quedar daños cerebrales permanentes, o incluso provocar la muerte.

La anafilaxia consiste en la coincidencia de síntomas en dos o más sistemas del organismo, no necesariamente esos síntomas producen reacciones graves, pero debe tenerse presente que el riesgo de que ésta se agrave existe y por ello toda anafilaxia debe considerarse potencialmente grave. 
Existen varias clasificaciones de la anafilaxia. Normalmente se clasifica en leve, moderada y severa. Leve si aparecen síntomas cutáneos, oculares, nasales, abdominales, y bronquiales leves (sibilantes “pitidos” aislados ). Moderada si se manifiestan síntomas respiratorios más intensos, con sibilantes moderados, tos perruna y cierta dificultad respiratoria. Severa si los síntomas respiratorios son graves, con cianosis “amoratamiento de la piel”, caída de la saturación de oxígeno, pérdida de conciencia, y hay alteraciones circulatorias, con bajada brusca de la tensión arterial “shock”, pérdidas del ritmo del corazón, o incluso parada cardiaca.
En las severas se puede producir la muerte. Los episodios de anafilaxia mortales se producen por afectación respiratoria grave con edema “hinchazón “ de la laringe o broncoespasmo intenso “cierre completo de los bronquios que impide totalmente la respiración “ ó por afectación cardiocirculatoria con parada cardiaca.

La anafilaxia se produce por la liberación explosiva de sustancias que se encuentran en unas células (mastocitos y basófilos) que inducen los síntomas típicos de una reacción alérgica. Estas células se activan por distintos mecanismos, el más típico es la reacción alérgica que se produce cuando un alérgeno (cualquier sustancia que puede provocar una reacción alérgica) se une a un anticuerpo llamado Inmunoglobulina E (IgE), que está presente en la superficie de las células del sistema inmunitario, como basófilos y mastocitos. La principal sustancia que se libera es la histamina. Ésta es capaz de producir los síntomas descritos más arriba según la zona del cuerpo en la que actúe. La histamina se puede liberar también por otros mecanismos distintos a los anticuerpos, causando las reacciones anafilácticas no IgE mediadas.

Los síntomas aparecen poco tiempo después del contacto con el alérgeno. En general se admite que antes de dos horas, si bien pueden aparecer incluso tan rápido como en el primer minuto.

La anafilaxia puede tener un patrón bifásico, en dos fases. La primera es la fase rápida, tras ella los pacientes pueden recuperarse normalmente, pero una décima parte de ellos tendrán una segunda fase al cabo de 4-12 horas, que puede ser tan grave como la primera.

En teoría, cualquiera de los alérgenos habituales puede llegar a causar una anafilaxia. Algunos pueden necesitar cantidades relativamente grandes y otros necesitar cantidades mínimas.

En algunos casos no se llega a identificar el alérgeno causante de anafilaxia. Entre los identificados, los más frecuentes en los niños son los alimentos, cualquiera de ellos, pero sobre todo la leche de vaca, el huevo, los frutos secos, los pescados y las legumbres. En segundo lugar, las picaduras de insectos (abejas y avispas) y en tercer lugar los medicamentos, como antibióticos, antiinflamatorios, anestésicos generales, vacunas antiinfecciosas y vacunas antialérgicas. El látex puede llegar a causar anafilaxia, al igual que cualquier otro alergeno podría causarla también aunque con mucha menor frecuencia.

Un caso especial es la anafilaxia a algún alimento desencadenada por ejercicio. Cuando coincide que el paciente ha tomado un alimento concreto y luego hace ejercicio aparece la sintomatología, mientras que si van por separado el alimento y el ejercicio tolera bien ambos.
Se dan detalles de los diversos alergenos en el apartado “Alergia y alergenos” en otra zona de esta página web.

Entre las sustancias que pueden causar anafilaxia no IgE mediada se encuentran algunos medicamentos, las transfusiones de productos sanguíneos, los contrastes para pruebas radiológicas o el ejercicio físico intenso entre otros.

Toda persona que haya tenido una anafilaxia, alérgica o no, debe estudiarse para tratar de identificar la causa, ya que la reacción puede repetirse y causar la muerte o daños cerebrales permanentes. Debe estudiarse tanto si se sospecha una causa evidente como si no se sospecha de nada concreto.

Cuando acuda al especialista hay que tratar de recordar todas las circunstancias en que se dio la reacción: comidas, incluyendo todos los ingredientes, medicamentos, lugar, actividad que estaba realizando, condiciones ambientales, personas que estaban presentes, etc. A veces el elemento causante no es evidente, por estar oculto, en cantidades mínimas o por contacto indirecto.

El diagnóstico de la anafilaxia es fundamentalmente clínico, aunque en algunos casos pueden ser de utilidad determinaciones de laboratorio (triptasa plasmática). Los síntomas deben reconocerse lo más precozmente posible, dado que la gravedad de un episodio es impredecible y los retrasos en su tratamiento empeoran el pronóstico. La anafilaxia se diagnostica por medio de la historia clínica, por ser una reacción muy brusca, en general grave, y por tener los síntomas típicos descritos. Para averiguar la causa de la anafilaxia se usan los datos de la historia clínica, y se realiza un estudio alergológico, cuyos detalles se dan en el apartado “Alergia y alergenos” en otra zona de esta página web.

Ante una consulta por sospecha de anafilaxia, el especialista valora tres aspectos: el qué, el cómo, y el porqué. 
El qué se refiere a si los síntomas son en efecto debido a anafilaxia o si puede tratarse de otra alteración. En cada paciente, de manera individual, se realiza el llamado diagnóstico diferencial, que consiste en descartar otras alteraciones, ya que los síntomas pueden confundirse con otros problemas como enfermedades de corazón, neurológicas, reacciones vagales, intoxicaciones, caídas de la glucemia, etc. Para ello se realizan análisis y pruebas, variables individualmente, según lo claros y típicos que sean los síntomas.

El cómo se refiere a la gravedad de los síntomas, es decir, si se trata de una anafilaxia leve, moderada o severa. 
El porqué se refiere a identificar la causa de esa anafilaxia a través de la clínica y el estudio alergológico 
Se dan más detalles sobre las distintas pruebas y análisis en el apartado “Estudio de la alergia”, en otra zona de esta página web.

El tratamiento de la anafilaxia tiene también tres aspectos, el tratamiento del qué, el tratamiento del cómo, y el tratamiento del porqué.

El tratamiento del qué se refiere al tratamiento de los síntomas agudos o tratamiento de rescate. Se debe recomendar al paciente un tratamiento que ha de tener disponible en todo momento para usar en caso de reaparecer una reacción anafiláctica. Dicho tratamiento es la adrenalina de la que se hablará posteriormente.
El tratamiento del cómo se refiere al tratamiento preventivo, que consistirá en evitar la causa de la anafilaxia. En algunos casos en que no se puede evitar o en los cuales es totalmente necesario el uso de la sustancia causante (medicamentos, contrastes radiológicos, látex), se puede usar un tratamiento previo a su administración o contacto con antihistamínicos y corticoides. Se dan más detalles sobre el pre-tratamiento en el apartado “Alergia a medicamentos”, en otra zona de esta página web.

El tratamiento del porqué se refiere al tratamiento de la causa o tratamiento etiológico, tendente a conseguir tolerancia frente a la sustancia causante. La tolerancia puede aparecer a veces espontáneamente con la simple evitación la sustancia, se puede lograr en ocasiones a través de la desensibilización o inducción de tolerancia oral o bien mediante el tratamiento inmunoterápico con vacunas de la alergia.
Se dan más detalles sobre la desensibilización en el apartado “Alergia a alimentos. Generalidades”, y sobre la evitación de alergenos y las vacunas de la alergia en el apartado “Tratamiento del asma y otras alergias”, en otra zona de esta página web.

El tratamiento de la anafilaxia, en cualquier caso debe ser en primera instancia la administración de adrenalina intramuscular . Dicho tratamiento se debe usar sin tardanza puesto que el retraso en su administración conlleva peor pronóstico.

La adrenalina es el medicamento capaz de salvar la vida en caso de anafilaxia. Otros medicamentos como los corticoides inyectados (tipo Urbasón®, Actocortina®, o similares) y los antihistamínicos no tienen ni la eficacia ni la rapidez de acción necesaria en la anafilaxia. Los corticoides pueden ser útiles para evitar recaídas de la segunda fase de la anafilaxia, que ocurre al cabo de varias horas. Los antihistamínicos pueden ser útiles para los síntomas cutáneos o el picor, mientras que los broncodilatadores son útiles para revertir la obstrucción bronquial. Ninguno de ellos sirven como sustitutos de la adrenalina.

Una vez administrada la adrenalina se debe solicitar atención médica urgente, pues los efectos de la adrenalina pueden ser pasajeros y los síntomas pueden reaparecer. Por eso se puede repetir la adrenalina hasta que el paciente quede estable.
Se dan más detalles sobre la adrenalina en el apartado correspondiente de “Tratamiento del asma y otras alergias”, en otra zona de esta página web.

Deben tener disponible la adrenalina en todo momento y en todo lugar, en casa, colegio, excursiones, restaurantes, fiestas, aviones y otros medios de transporte, recintos deportivos, etc. 
Deben conocer muy bien la sustancia responsable de su anafilaxia, dónde se encuentra y cómo evitarla. Deben conocer los síntomas que pueden aparecer, y saber cómo y cuándo usar la medicación.

Deben comunicar a las personas de su entorno la información sobre su anafilaxia, la causa, y la actitud a seguir en caso de no poder tratarse a sí mismos. Esto es especialmente importante en niños: familiares, profesores, entrenadores, monitores de deportes o de tiempo libre, amigos, etc, toda persona que se haga cargo en algún momento del niño debe estar al tanto de la situación.
Es recomendable llevar una pulsera o medalla que informe de su anafilaxia.

En el caso del niño en el colegio, debe disponerse de la medicación en un lugar seguro y fácilmente accesible al responsable escolar. Es aconsejable tener un recipiente con el nombre y foto del niño, que contenga unas instrucciones claras y breves de actuación, idealmente dos dispositivos de adrenalina autoinyectable, y se debe tener organizado un circuito para solicitar atención médica urgente.
Todo paciente con anafilaxia debe solicitar a su médico un plan de atención personal, con la información individualizada sobre la causa y el tratamiento de su anafilaxia.

En el caso de la anafilaxia de causa alérgica la desaparición depende del alergeno causante. Como el resto de alergias puede empeorar, permanecer sin cambios, mejorar o incluso desaparecer por completo. El empeoramiento o mejoría se manifiesta en que la cantidad de alergeno que causa síntomas puede ir en disminución o en aumento, y que los síntomas que provoca pueden hacerse más graves o más leves respectivamente.

La desaparición, es decir, que el contacto con el alergeno no cause ningún síntoma en absoluto, puede darse espontáneamente o con tratamiento, como se comentó con anterioridad.

En el caso de la anafilaxia no IgE mediada la evolución también es variable, pudiendo ser permanente o transitoria. Como no existe tratamiento etiológico de sus causas, la evolución será la que desarrolle el cuerpo espontáneamente.

Índice de contenidos

Índice de contenidos

¿Qué es la pseudoanafilaxia?

La pseudoanafilaxia, falsa anafilaxia o reacción anafilactoide es una situación en la que aparecen los mismos síntomas que en una anafilaxia, pero que no es debida a una verdadera reacción alérgica. 
Actualmente se aconseja no usar esos términos de pseudoanafilaxia o reacción anafilactoide, si bien son muy usados todavía. Se recomienda usar en su lugar el término anafilaxia no alérgica o no IgE mediada para distinguirla de la anafilaxia alérgica.

¿Qué síntomas produce la anafilaxia?

La anafilaxia puede afectar a cualquier órgano o sistema. Es una reacción alérgica generalizada en la que se afecta principalmente la piel junto con otros órganos. Los síntomas son la expresión de los órganos afectados. En función de la afectación de los mismos variará la expresión clínica.

  • En los bronquios: tos, sibilantes o “pitos” en el pecho, dificultad respiratoria y opresión o dolor torácico.
  • En la laringe: tos seca perruna, afonía, dificultad para hablar o tragar, estridor (entendido éste como ruido ronco al tomar aire), dificultad respiratoria.
  • En nariz y ojos: estornudos, goteo nasal, picor nasal, taponamiento nasal, lagrimeo, picor ocular, enrojecimiento de ojos, edema palpebral.
  • En la piel y mucosas: enrojecimiento, habones o ronchas grandes con picor por cualquier sitio, inflamación de ojos, labios, lengua, campanilla, o cualquier zona del cuerpo, picor en la cabeza. Un síntoma muy típico, y que anuncia una posible reacción grave, es el picor y enrojecimiento de palmas de manos y plantas de pies.
  • En el aparato digestivo: vómitos, dolor abdominal, retortijones, diarrea.
  • En el aparato circulatorio: descenso de la tensión arterial, incluso hasta llegar a “shock”. Al bajar la tensión no llega bien la sangre a los órganos del cuerpo, sobre todo al cerebro. En ese caso se puede experimentar malestar, mareos, visión borrosa, sensación de angustia, de muerte inminente, llegando a la pérdida de conciencia, o incluso a las convulsiones. Cuando la reacción es grave y mantenida pueden quedar daños cerebrales permanentes, o incluso provocar la muerte.

¿Son siempre graves los síntomas de anafilaxia?

La anafilaxia consiste en la coincidencia de síntomas en dos o más sistemas del organismo, no necesariamente esos síntomas producen reacciones graves, pero debe tenerse presente que el riesgo de que ésta se agrave existe y por ello toda anafilaxia debe considerarse potencialmente grave. 
Existen varias clasificaciones de la anafilaxia. Normalmente se clasifica en leve, moderada y severa. Leve si aparecen síntomas cutáneos, oculares, nasales, abdominales, y bronquiales leves (sibilantes “pitidos” aislados ). Moderada si se manifiestan síntomas respiratorios más intensos, con sibilantes moderados, tos perruna y cierta dificultad respiratoria. Severa si los síntomas respiratorios son graves, con cianosis “amoratamiento de la piel”, caída de la saturación de oxígeno, pérdida de conciencia, y hay alteraciones circulatorias, con bajada brusca de la tensión arterial “shock”, pérdidas del ritmo del corazón, o incluso parada cardiaca.
En las severas se puede producir la muerte. Los episodios de anafilaxia mortales se producen por afectación respiratoria grave con edema “hinchazón “ de la laringe o broncoespasmo intenso “cierre completo de los bronquios que impide totalmente la respiración “ ó por afectación cardiocirculatoria con parada cardiaca.

¿Por qué aparecen los síntomas de anafilaxia?

La anafilaxia se produce por la liberación explosiva de sustancias que se encuentran en unas células (mastocitos y basófilos) que inducen los síntomas típicos de una reacción alérgica. Estas células se activan por distintos mecanismos, el más típico es la reacción alérgica que se produce cuando un alérgeno (cualquier sustancia que puede provocar una reacción alérgica) se une a un anticuerpo llamado Inmunoglobulina E (IgE), que está presente en la superficie de las células del sistema inmunitario, como basófilos y mastocitos. La principal sustancia que se libera es la histamina. Ésta es capaz de producir los síntomas descritos más arriba según la zona del cuerpo en la que actúe. La histamina se puede liberar también por otros mecanismos distintos a los anticuerpos, causando las reacciones anafilácticas no IgE mediadas.

¿Cuándo aparecen los síntomas de la anafilaxia?

Los síntomas aparecen poco tiempo después del contacto con el alérgeno. En general se admite que antes de dos horas, si bien pueden aparecer incluso tan rápido como en el primer minuto.

La anafilaxia puede tener un patrón bifásico, en dos fases. La primera es la fase rápida, tras ella los pacientes pueden recuperarse normalmente, pero una décima parte de ellos tendrán una segunda fase al cabo de 4-12 horas, que puede ser tan grave como la primera.

¿Qué sustancias pueden causar anafilaxia?

En teoría, cualquiera de los alérgenos habituales puede llegar a causar una anafilaxia. Algunos pueden necesitar cantidades relativamente grandes y otros necesitar cantidades mínimas.

En algunos casos no se llega a identificar el alérgeno causante de anafilaxia. Entre los identificados, los más frecuentes en los niños son los alimentos, cualquiera de ellos, pero sobre todo la leche de vaca, el huevo, los frutos secos, los pescados y las legumbres. En segundo lugar, las picaduras de insectos (abejas y avispas) y en tercer lugar los medicamentos, como antibióticos, antiinflamatorios, anestésicos generales, vacunas antiinfecciosas y vacunas antialérgicas. El látex puede llegar a causar anafilaxia, al igual que cualquier otro alergeno podría causarla también aunque con mucha menor frecuencia.

Un caso especial es la anafilaxia a algún alimento desencadenada por ejercicio. Cuando coincide que el paciente ha tomado un alimento concreto y luego hace ejercicio aparece la sintomatología, mientras que si van por separado el alimento y el ejercicio tolera bien ambos.
Se dan detalles de los diversos alergenos en el apartado “Alergia y alergenos” en otra zona de esta página web.

¿Qué sustancias pueden causar anafilaxia no IgE mediada?

Entre las sustancias que pueden causar anafilaxia no IgE mediada se encuentran algunos medicamentos, las transfusiones de productos sanguíneos, los contrastes para pruebas radiológicas o el ejercicio físico intenso entre otros.

¿Qué personas con anafilaxia deben estudiarse?

Toda persona que haya tenido una anafilaxia, alérgica o no, debe estudiarse para tratar de identificar la causa, ya que la reacción puede repetirse y causar la muerte o daños cerebrales permanentes. Debe estudiarse tanto si se sospecha una causa evidente como si no se sospecha de nada concreto.

Cuando acuda al especialista hay que tratar de recordar todas las circunstancias en que se dio la reacción: comidas, incluyendo todos los ingredientes, medicamentos, lugar, actividad que estaba realizando, condiciones ambientales, personas que estaban presentes, etc. A veces el elemento causante no es evidente, por estar oculto, en cantidades mínimas o por contacto indirecto.

¿Cómo se diagnostica la anafilaxia?

El diagnóstico de la anafilaxia es fundamentalmente clínico, aunque en algunos casos pueden ser de utilidad determinaciones de laboratorio (triptasa plasmática). Los síntomas deben reconocerse lo más precozmente posible, dado que la gravedad de un episodio es impredecible y los retrasos en su tratamiento empeoran el pronóstico. La anafilaxia se diagnostica por medio de la historia clínica, por ser una reacción muy brusca, en general grave, y por tener los síntomas típicos descritos. Para averiguar la causa de la anafilaxia se usan los datos de la historia clínica, y se realiza un estudio alergológico, cuyos detalles se dan en el apartado “Alergia y alergenos” en otra zona de esta página web.

¿Qué se hace ante una sospecha de anafilaxia?

Ante una consulta por sospecha de anafilaxia, el especialista valora tres aspectos: el qué, el cómo, y el porqué. 
El qué se refiere a si los síntomas son en efecto debido a anafilaxia o si puede tratarse de otra alteración. En cada paciente, de manera individual, se realiza el llamado diagnóstico diferencial, que consiste en descartar otras alteraciones, ya que los síntomas pueden confundirse con otros problemas como enfermedades de corazón, neurológicas, reacciones vagales, intoxicaciones, caídas de la glucemia, etc. Para ello se realizan análisis y pruebas, variables individualmente, según lo claros y típicos que sean los síntomas.

El cómo se refiere a la gravedad de los síntomas, es decir, si se trata de una anafilaxia leve, moderada o severa. 
El porqué se refiere a identificar la causa de esa anafilaxia a través de la clínica y el estudio alergológico 
Se dan más detalles sobre las distintas pruebas y análisis en el apartado “Estudio de la alergia”, en otra zona de esta página web.

¿Cuál es el tratamiento de la anafilaxia?

El tratamiento de la anafilaxia tiene también tres aspectos, el tratamiento del qué, el tratamiento del cómo, y el tratamiento del porqué.

El tratamiento del qué se refiere al tratamiento de los síntomas agudos o tratamiento de rescate. Se debe recomendar al paciente un tratamiento que ha de tener disponible en todo momento para usar en caso de reaparecer una reacción anafiláctica. Dicho tratamiento es la adrenalina de la que se hablará posteriormente.
El tratamiento del cómo se refiere al tratamiento preventivo, que consistirá en evitar la causa de la anafilaxia. En algunos casos en que no se puede evitar o en los cuales es totalmente necesario el uso de la sustancia causante (medicamentos, contrastes radiológicos, látex), se puede usar un tratamiento previo a su administración o contacto con antihistamínicos y corticoides. Se dan más detalles sobre el pre-tratamiento en el apartado “Alergia a medicamentos”, en otra zona de esta página web.

El tratamiento del porqué se refiere al tratamiento de la causa o tratamiento etiológico, tendente a conseguir tolerancia frente a la sustancia causante. La tolerancia puede aparecer a veces espontáneamente con la simple evitación la sustancia, se puede lograr en ocasiones a través de la desensibilización o inducción de tolerancia oral o bien mediante el tratamiento inmunoterápico con vacunas de la alergia.
Se dan más detalles sobre la desensibilización en el apartado “Alergia a alimentos. Generalidades”, y sobre la evitación de alergenos y las vacunas de la alergia en el apartado “Tratamiento del asma y otras alergias”, en otra zona de esta página web.

¿Cuál es el tratamiento de los síntomas agudos de anafilaxia?

El tratamiento de la anafilaxia, en cualquier caso debe ser en primera instancia la administración de adrenalina intramuscular . Dicho tratamiento se debe usar sin tardanza puesto que el retraso en su administración conlleva peor pronóstico.

La adrenalina es el medicamento capaz de salvar la vida en caso de anafilaxia. Otros medicamentos como los corticoides inyectados (tipo Urbasón®, Actocortina®, o similares) y los antihistamínicos no tienen ni la eficacia ni la rapidez de acción necesaria en la anafilaxia. Los corticoides pueden ser útiles para evitar recaídas de la segunda fase de la anafilaxia, que ocurre al cabo de varias horas. Los antihistamínicos pueden ser útiles para los síntomas cutáneos o el picor, mientras que los broncodilatadores son útiles para revertir la obstrucción bronquial. Ninguno de ellos sirven como sustitutos de la adrenalina.

Una vez administrada la adrenalina se debe solicitar atención médica urgente, pues los efectos de la adrenalina pueden ser pasajeros y los síntomas pueden reaparecer. Por eso se puede repetir la adrenalina hasta que el paciente quede estable.
Se dan más detalles sobre la adrenalina en el apartado correspondiente de “Tratamiento del asma y otras alergias”, en otra zona de esta página web.

¿Qué normas deben seguir las personas con anafilaxia?

Deben tener disponible la adrenalina en todo momento y en todo lugar, en casa, colegio, excursiones, restaurantes, fiestas, aviones y otros medios de transporte, recintos deportivos, etc. 
Deben conocer muy bien la sustancia responsable de su anafilaxia, dónde se encuentra y cómo evitarla. Deben conocer los síntomas que pueden aparecer, y saber cómo y cuándo usar la medicación.

Deben comunicar a las personas de su entorno la información sobre su anafilaxia, la causa, y la actitud a seguir en caso de no poder tratarse a sí mismos. Esto es especialmente importante en niños: familiares, profesores, entrenadores, monitores de deportes o de tiempo libre, amigos, etc, toda persona que se haga cargo en algún momento del niño debe estar al tanto de la situación.
Es recomendable llevar una pulsera o medalla que informe de su anafilaxia.

En el caso del niño en el colegio, debe disponerse de la medicación en un lugar seguro y fácilmente accesible al responsable escolar. Es aconsejable tener un recipiente con el nombre y foto del niño, que contenga unas instrucciones claras y breves de actuación, idealmente dos dispositivos de adrenalina autoinyectable, y se debe tener organizado un circuito para solicitar atención médica urgente.
Todo paciente con anafilaxia debe solicitar a su médico un plan de atención personal, con la información individualizada sobre la causa y el tratamiento de su anafilaxia.

¿Puede desaparecer la anafilaxia?

En el caso de la anafilaxia de causa alérgica la desaparición depende del alergeno causante. Como el resto de alergias puede empeorar, permanecer sin cambios, mejorar o incluso desaparecer por completo. El empeoramiento o mejoría se manifiesta en que la cantidad de alergeno que causa síntomas puede ir en disminución o en aumento, y que los síntomas que provoca pueden hacerse más graves o más leves respectivamente.

La desaparición, es decir, que el contacto con el alergeno no cause ningún síntoma en absoluto, puede darse espontáneamente o con tratamiento, como se comentó con anterioridad.

En el caso de la anafilaxia no IgE mediada la evolución también es variable, pudiendo ser permanente o transitoria. Como no existe tratamiento etiológico de sus causas, la evolución será la que desarrolle el cuerpo espontáneamente.

Resumen de la anafilaxia

La anafilaxia es una reacción en la que aparecen de modo brusco síntomas típicos de alergia en varias zonas del organismo. A veces pueden ser síntomas muy graves, y causar la muerte por broncoespasmo o por “shock” cardiocirculatorio. La causa más frecuente de anafilaxia en niños es la alergia a alimentos. Otras causas son medicamentos, picaduras de abeja o avispa, látex, existiendo un porcentaje de casos donde no se identifica la causa. Existe también la anafilaxia no IgE mediada o no alérgica, con síntomas idénticos, pero en la reacción no intervienen anticuerpos de alergia sino otros mecanismos diferentes. El tratamiento de la anafilaxia consiste en evitar la causa, si se identifica, y si se presentan nuevas reacciones debe utilizarse la adrenalina intramuscular, repitiéndola tantas veces como sea necesaria. Las personas con anafilaxia deben tener disponible la adrenalina en todo momento, y en el caso de los niños las precauciones deben comunicarse al colegio y a todas las personas que puedan hacerse cargo del mismo.