Estudio de la alergia

Las personas que tienen síntomas de asma (o bronquitis o broncoespasmo), rinitis, conjuntivitis, dermatitis atópica, urticaria, edema o inflamación, dermatitis de contacto, síntomas digestivos de dolor, vómitos o diarrea más o menos intensa, reacciones con alimentos, medicamentos o con picaduras, pueden tener alergia. No todas las personas con esos síntomas tienen alergia, pues puede haber otras causas que los provoquen.

Se sospecha que pueda tener alergia, si los síntomas son prolongados, o si se repiten con frecuencia, aunque haya intervalos, en los que se recupere totalmente.

También, si hay una relación clara entre tocar, respirar o comer alguna sustancia supuestamente sospechosa y la aparición de los síntomas.

Aunque, no haya ninguna sospecha, si los síntomas son intensos, o frecuentes, o duraderos, o se presenta alguna complicación, o si los síntomas limitan las actividades y disminuyen la calidad de vida, también es conveniente hacerse un estudio de alergia.

Las sustancias que pueden causar alergia se llaman alérgenos. Cuando se realiza un estudio de alergia se comprueba si se está sensibilizado frente a los alérgenos más frecuentes, que varían según los síntomas que se padezca, según la edad, según la zona de residencia, etc. Por eso es muy importante una historia clínica lo mas completa posible.

Además, de los alérgenos frecuentes, también se estudian otros menos frecuentes, según los lugares y ambientes a los que el paciente acude con asiduidad, aunque parezca que no causan síntomas, y otros alérgenos si el paciente o su familia han observado en algún momento, alguna reacción sospechosa.

De muy diferentes maneras. Se utilizan las pruebas en piel, se realizan análisis de sangre de IgE total o IgE específica, se ponen parches en la piel, se realizan pruebas de función respiratoria, o se hacen pruebas de exposición, de provocación o tolerancia. Según los datos de cada paciente se hacen unas pruebas u otras, y el especialista las interpreta para decidir el diagnóstico y el tratamiento más adecuado.

Depende de cada paciente, según los resultados sean normales, anormales o dudosos, fuertes o débiles, de los síntomas que tenga, etc. En algunas personas se repiten cada año, en otras cada dos o tres años o más, y en algunas personas se hacen una sola vez en la vida.

Las pruebas y/o análisis para cada paciente las decide el especialista, así como y cuándo hay que repetirlas. Hay que tener en cuenta las posibles discrepancias de resultados de unas pruebas y otras.

La Medicina no es exacta, no es como las Matemáticas. Pueden existir discrepancias entre presencia o no de síntomas, síntomas leves o intensos, pruebas negativas o positivas, pruebas mínimas o intensas, análisis negativos o con niveles bajos, intermedios o altos, etc. El especialista interpreta e integra todos los resultados junto con los datos del historial del paciente, para valorar la importancia de cada dato, emitir un diagnóstico y recomendar un tratamiento. Para ello utiliza sus conocimientos y su experiencia, y realiza un seguimiento del paciente, junto con otros especialistas o los médicos de Atención Primaria, para adaptar el tratamiento y obtener el máximo beneficio para el paciente.

Si. Esto puede ocurrir por varios motivos. El primero es que el paciente no tenga alergia y que los síntomas sean por otra causa. Puede ser que no se haya probado el alérgeno culpable, porque no se haya sospechado, o porque no esté disponible para pruebas. Por ejemplo, en el caso de los pólenes, habitualmente se prueba el polen de 15-25 plantas diferentes, pero existen muchas más, que podrían causar alergia, y de las cuales no existen pruebas comercializadas.

Un paciente puede ser alérgico a algo, pero en un grado bajo, capaz de causar síntomas pero que no es aún detectable con las pruebas. Las pruebas y los análisis detectan la IgE en piel y en sangre, pero algunas personas pueden tener IgE sólo en los bronquios o en el tubo digestivo y entonces no se puede detectar.

Algunos pacientes con el tiempo evolucionan favorablemente y los síntomas desaparecen. En otros los síntomas continúan; se pueden repetir las pruebas para ver si ha cambiado el resultado y aparece alguna alergia que no se había identificado, bien porque no se había probado, o porque los niveles eran bajos y posteriormente han aumentado a cantidades ya detectables.

Habitualmente el especialista le hará un seguimiento hasta que se aclare la causa de los síntomas, o hasta que estos desaparezcan.

Índice de contenidos

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¿A quién se debe hacer un estudio de alergia?

Las personas que tienen síntomas de asma (o bronquitis o broncoespasmo), rinitis, conjuntivitis, dermatitis atópica, urticaria, edema o inflamación, dermatitis de contacto, síntomas digestivos de dolor, vómitos o diarrea más o menos intensa, reacciones con alimentos, medicamentos o con picaduras, pueden tener alergia. No todas las personas con esos síntomas tienen alergia, pues puede haber otras causas que los provoquen.

Se sospecha que pueda tener alergia, si los síntomas son prolongados, o si se repiten con frecuencia, aunque haya intervalos, en los que se recupere totalmente.

También, si hay una relación clara entre tocar, respirar o comer alguna sustancia supuestamente sospechosa y la aparición de los síntomas.

Aunque, no haya ninguna sospecha, si los síntomas son intensos, o frecuentes, o duraderos, o se presenta alguna complicación, o si los síntomas limitan las actividades y disminuyen la calidad de vida, también es conveniente hacerse un estudio de alergia.

¿Qué sustancias (alérgenos) se estudian habitualmente?

Las sustancias que pueden causar alergia se llaman alérgenos. Cuando se realiza un estudio de alergia se comprueba si se está sensibilizado frente a los alérgenos más frecuentes, que varían según los síntomas que se padezca, según la edad, según la zona de residencia, etc. Por eso es muy importante una historia clínica lo mas completa posible.

Además, de los alérgenos frecuentes, también se estudian otros menos frecuentes, según los lugares y ambientes a los que el paciente acude con asiduidad, aunque parezca que no causan síntomas, y otros alérgenos si el paciente o su familia han observado en algún momento, alguna reacción sospechosa.

¿Cómo se estudia una posible alergia?

De muy diferentes maneras. Se utilizan las pruebas en piel, se realizan análisis de sangre de IgE total o IgE específica, se ponen parches en la piel, se realizan pruebas de función respiratoria, o se hacen pruebas de exposición, de provocación o tolerancia. Según los datos de cada paciente se hacen unas pruebas u otras, y el especialista las interpreta para decidir el diagnóstico y el tratamiento más adecuado.

¿Cuándo se repiten las pruebas y análisis?

Depende de cada paciente, según los resultados sean normales, anormales o dudosos, fuertes o débiles, de los síntomas que tenga, etc. En algunas personas se repiten cada año, en otras cada dos o tres años o más, y en algunas personas se hacen una sola vez en la vida.

¿Qué estudio se hace en cada paciente?

Las pruebas y/o análisis para cada paciente las decide el especialista, así como y cuándo hay que repetirlas. Hay que tener en cuenta las posibles discrepancias de resultados de unas pruebas y otras.

¿Cómo se interpretan los resultados si hay discrepancias?

La Medicina no es exacta, no es como las Matemáticas. Pueden existir discrepancias entre presencia o no de síntomas, síntomas leves o intensos, pruebas negativas o positivas, pruebas mínimas o intensas, análisis negativos o con niveles bajos, intermedios o altos, etc. El especialista interpreta e integra todos los resultados junto con los datos del historial del paciente, para valorar la importancia de cada dato, emitir un diagnóstico y recomendar un tratamiento. Para ello utiliza sus conocimientos y su experiencia, y realiza un seguimiento del paciente, junto con otros especialistas o los médicos de Atención Primaria, para adaptar el tratamiento y obtener el máximo beneficio para el paciente.

¿Puede ser negativo el resultado del estudio en un paciente con síntomas?

Si. Esto puede ocurrir por varios motivos. El primero es que el paciente no tenga alergia y que los síntomas sean por otra causa. Puede ser que no se haya probado el alérgeno culpable, porque no se haya sospechado, o porque no esté disponible para pruebas. Por ejemplo, en el caso de los pólenes, habitualmente se prueba el polen de 15-25 plantas diferentes, pero existen muchas más, que podrían causar alergia, y de las cuales no existen pruebas comercializadas.

Un paciente puede ser alérgico a algo, pero en un grado bajo, capaz de causar síntomas pero que no es aún detectable con las pruebas. Las pruebas y los análisis detectan la IgE en piel y en sangre, pero algunas personas pueden tener IgE sólo en los bronquios o en el tubo digestivo y entonces no se puede detectar.

¿Qué ocurre con los pacientes con síntomas y resultado del estudio negativo?

Algunos pacientes con el tiempo evolucionan favorablemente y los síntomas desaparecen. En otros los síntomas continúan; se pueden repetir las pruebas para ver si ha cambiado el resultado y aparece alguna alergia que no se había identificado, bien porque no se había probado, o porque los niveles eran bajos y posteriormente han aumentado a cantidades ya detectables.

Habitualmente el especialista le hará un seguimiento hasta que se aclare la causa de los síntomas, o hasta que estos desaparezcan.