Recomendaciones para afrontar las alergias en los campamentos de verano  

Los niños alérgicos que acudan a los campamentos de verano deben contar con protocolos y monitores formados para tratar las alergias infantiles y actuar en caso de una reacción o shock anafiláctico. Desde la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (SEICAP), con el objetivo de evitar los riesgos que pueden presentar los pacientes alérgicos en estos centros estivales, damos una serie de recomendaciones.

Personal formado en alergia: el personal de los campamentos necesita más formación en alergias infantiles y protocolos de actuación a seguir en caso de emergencia y, lo más importante, debe saber administrar un tratamiento de rescate que, en muchos casos, puede resultar vital.

Informar a la organización del campamento: los padres o tutores de los niños alérgicos deben reunirse con los miembros de la organización, e incluso con el monitor asignado al niño, para informarles de todo: el tipo de alergia, su alcance, el riesgo que existe, los síntomas más habituales en su caso, las medidas de evitación, el tratamiento a seguir, cómo actuar en caso de reacción grave, etc. Lo mejor es facilitar el informe médico actualizado para que tengan instrucciones por escrito.

Persona responsable asignada: debe asignarse una persona responsable de la atención de niños con alergia o asma y saber cómo actuar en caso de reacción. Este responsable deberá poseer una copia del informe del diagnóstico y del tratamiento que haya elaborado el especialista pediátrico. El responsable deberá custodiar la medicación, inhaladores o adrenalina autoinyectable, en un lugar seguro pero accesible en caso de emergencia. Asimismo, tendrá que saber administrarla en el caso de que sea necesario y urgente.

Revisar el menú: será importante que las familias y el niño si ya es más mayor, estén informadas del menú libre de alérgenos que se servirá para detectar cualquier alimento que pueda resultar peligroso o sospechoso. Así mismo, será preciso que el personal de cocina esté informado al detalle de todas las medidas de prevención y de la forma en la que se manifiestan las alergias alimentarias (por olfato, por contacto, por ingesta, etc..).

Llevar un botiquín: es importante que en la mochila del niño se incluyan todos aquellos medicamentos, preventivos o de rescate, que vaya a poder necesitar en función de su enfermedad: antihistamínicos, inhaladores, mascarillas FFPs para los alérgicos al polen o los ácaros de polvo, cremas especiales para los que tengan dermatitis atópica, etc. Y no solo eso, sino también las instrucciones de conservación y uso para facilitar su administración en caso de necesidad. No debemos olvidarnos de los autoinyectores de adrenalina para alérgicos a alimentos, látex o picaduras de abejas o avispas.

Buscar campamentos para niños alérgicos: la SEICAP colabora con distintas asociaciones en la organización de campamentos dirigidos a niños con alergia o asma, que pueden ser de gran ayuda para aquellos menores que visitan un centro de este tipo por primera vez o cuando constituye la primera salida del niño fuera del hogar sin la supervisión de su familia.

Cómo actuar

En caso de reacción alérgica, el personal a cargo del menor deberá: no dejar nunca al niño solo; llamar a urgencias y comunicar la reacción alérgica; no dudar en administrar la medicación correspondiente aun cuando el padre o tutor legal del menor no pueda ser contactado; y después de administrar la medicación, siempre se deberá llevar al niño a un centro médico. Se recomienda la administración precoz de adrenalina ante los síntomas más comunes, para evitar su progresión a una reacción grave y, en caso de ésta, se deberá usar de forma obligatoria.

Además, desde la SEICAP pedimos una mayor sensibilización y concienciación sobre las alergias infantiles para la adaptación completa de estos menores en la normal convivencia del campamento.

Es imprescindible hacerle saber al niño o niña con alergia que puede hacer cualquier actividad que incluya el campamento y que su enfermedad no tiene por qué impedírselo. También la organización debe tener esto en cuenta y no hacer que el niño pueda sentirse excluido o rechazado, al contrario, deberá fomentar su integración en el grupo y adoptar todas las medidas necesarias para que sea segura y libre de riesgos.