Los adolescentes con asma y alergia necesitan apoyo para adaptarse a los cambios propios de su edad

La adolescencia supone una serie de cambios biológicos y psicosociales que pueden influir en los síntomas y en el control de las enfermedades alérgicas y asma

Los adolescentes con asma y alergia necesitan apoyo para adaptarse a los cambios asociados a la edad, por lo que es preciso que los especialistas que se ocupan de su atención tengan a su disposición una serie de herramientas que ayuden al menor en esta etapa de su vida. Así lo refleja la ‘Guía EAACI (Academia Europea de Alergia e Inmunología Clínica, por sus siglas en inglés) para una transición efectiva de los adolescentes y adultos jóvenes con asma y alergia’.

La adolescencia implica una serie de cambios biológicos y psicosociales para los pacientes con asma y alergia, ya que ven como aumenta su autonomía y principales relaciones empiezan a estar fuera de la familia. Todos estos cambios  pueden tener un impacto sobre los síntomas de su alergia o asma, en cómo los percibe y acepta y sobre su manejo. Además, puede implicar que no comprendan las consecuencias de su enfermedad y que no asuman la responsabilidad en cuanto a su autocontrol, la adherencia al tratamiento y otros efectos negativos, como podrían ser las reagudizaciones de su enfermedad alérgica.

Por otro lado, también sucede que muchos son trasferidos del pediatra al médico de adulto de forma directa, sin un periodo de transición, lo que puede hacerles experimentar una sensación de pérdida y miedo a lo desconocido, lo que puede repercutir en el seguimiento de su enfermedad y en que sean más frecuentes las hospitalizaciones. También son frecuentes los problemas psicológicos, como ansiedad, depresión, tendencias suicidas y dificultades sociales en los adolescentes con asma y alergia. Estos problemas pueden magnificar las complejidades asociadas al autocontrol de su enfermedad o la adherencia al tratamiento. De hecho uno de los principales problemas es la mala adherencia al tratamiento que tiene lugar en esta etapa.

Por todo ello, es fundamental que adquieran conocimientos, habilidades y la confianza necesaria para convertirse en pacientes adultos con asma y alergia. Deberán aprender a administrar la medicación, a saber identificar informaciones falsas sobre su enfermedad y a seguir las medidas de evitación para no tener síntomas o crisis. En este sentido, es necesario un período de transición que va más allá el traslado del servicio pediátrico al de adulto y que debería abarcar, según recomendaciones de la EAACI, desde los 11 a los 25 años. La edad más adecuada para cada caso se basará en una serie de factores: desarrollo físico y mental, actividad patológica, alfabetización en salud, adherencia al tratamiento, autonomía en el manejo de enfermedades, circunstancias socioeconómicas y formato escolar (debido a una mayor responsabilidad del paciente en el sistema escolar).                     

Guía EAACI para la transición del adolescente con asma y alergia

El objetivo de la guía de práctica clínica elaborada por la EAACI es proporcionar recomendaciones para que los profesionales de la salud apoyen la atención de transición de los adolescentes y adultos jóvenes (AYA) con alergia y / o asma. A nivel general, estas incluyen: comenzar la transición pronto (11-13 años), emplear un enfoque estructurado y multidisciplinario, ayudarles a comprender completamente su condición y ofrecerles recursos, el monitoreo activo de la adherencia al tratamiento, así como implicaciones en la educación y el trabajo posteriores. En la redacción  del documento han participado las doctoras Marta Vázquez y Teresa Garriga, miembros del Grupo de Trabajo de Alergia en el Adolescente de SEICAP. La doctora Vázquez forma  parte además de la Sección de Pediatría de la EAACI.                             

Además, en lo que se refiere a la transición específica en el área de alergia y asma es importante simplificar los períodos de administración de la medicación y usar recordatorios, centrarse en aquellas áreas donde estos menores no tengan confianza, identificar y gestionar problemas psicológicos y socioeconómicos que afecten al control de estas enfermedades y a su calidad de vida, involucrar a la familia para que les ayuden en la autogestión de su enfermedad y alentarles a informar a sus compañeros y amigos sobre su alergia o asma para que no sea un tema tabú.