Lo que debes saber sobre la alergia a la proteína de leche de vaca

La alergia a proteína de la leche de vaca (APLV) suele iniciarse durante el primer año de vida. Se estima que la ALPV afecta a un 2% de los niños menores de 4 años y constituye la alergia alimentaria más frecuente en el lactante y el niño pequeño.

La mayoría de los niños alérgicos a proteína de leche de vaca adquieren tolerancia espontánea antes de los 2-4 años. Según un estudio elaborado por la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (SEICAP), el 28- 56% de los niños al año de edad consiguen tolerancia espontánea a la proteína de leche de vaca, el 60-77% a los 2 años, el 71-87% a los 3 años y el 90% a los 6 años. Sin embargo, existe un pequeño grupo que no adquiere tolerancia espontánea a la proteína de leche de vaca y pueden tener reacciones graves.

Los síntomas aparecen de manera inmediata, desde el momento de la ingesta hasta dos horas tras la toma de leche de vaca. Las manifestaciones clínicas pueden ser desde leves, como prurito oral, hasta una anafilaxia. La manifestación clínica más frecuente es la cutáneo-mucosa, cursando con urticaria-angioedema, aunque no hay que olvidar que la leche de vaca es uno de los alimentos más frecuentes en reacciones anafilácticas fatales.

¿Qué ocurre cuando se produce una alergia alimentaria de este tipo?

Tal y como explica la doctora Ana Martínez-Cañavate, presidenta de la SEICAP, cuando se da una reacción alérgica se pone en marcha un mecanismo de alergia por introducción de las proteínas. “Se destruyen mastocitos y basófilos, que originan una liberación de mediadores químicos. Se produce una vasodilatación importante y una reacción que puede llegar a anafilaxia”, puntualiza la presidenta de la SEICAP.

¿Cómo actuar?

Todo aquel que sufre algún tipo de alergia alimentaria debe llevar encima adrenalina autoinyectable. Por eso, en caso de que presenciemos un ataque alérgico de este tipo, lo que debemos hacer es administrársela y llamar a los servicios de emergencias, porque son pacientes que necesitan observación y control médico.

El autoinyector de adrenalina debe utilizarse en el momento en el que se sospecha que el niño está sufriendo una anafilaxia. Se puede emplear a través de la ropa en caso de emergencia ya que no supone ningún impedimento para que la aguja del autoinyector pueda atravesarla. Debe aplicarse en la parte externa del muslo y dependiendo de si es pequeño, se deberá sujetar al niño con las piernas del adulto y los brazos para evitar que se mueva.

Desde la SEICAP se ha elaborado un plan de actuación ante una anafilaxia en centros educativos.

Este plan de actuación consta de varios pasos a seguir:

  1. Evaluar y tratar:

Si el niño presenta ronchas o habones en la cara, hinchazón de labios, dolor abdominal, náuseas o picor de ojos el profesor o personal del centro educativo debe vigilar al niño.

Ante opresión en garganta, voz ronca, tos repetitiva, respiración dificultosa, ahogo, pitos, labios azulados, mareo, sensación de muerte inminente o pulso débil se debe actuar de inmediato y administrar adrenalina autoinyectable.

  • Si sospecha de anafilaxia (el niño presenta los anteriores síntomas mencionados) avisar al 112 y administrar adrenalina autoinyectable

Consulta el plan de actuación con detalle aquí