La escasez de plasma derivada de la pandemia de COVID-19 va a traer dificultades para el acceso al principal tratamiento de los niños con inmunodeficiencias primarias (IDP): las inmunoglobulinas. Así lo advierte la SEICAP que, con motivo de la Semana Mundial de las IDP que se inicia el 22 de abril, recuerda también la necesidad de garantizar la disponibilidad de plasma necesario para producir tratamientos que pueden ser vitales para muchos pacientes.
Las gammaglobulinas utilizadas en la mayoría de tratamientos de las IDP sirven para administrar los anticuerpos (defensas) que los pacientes que las padecen no producen para poder protegerse frente a las infecciones. Por ello, según reclaman desde el Grupo de Trabajo de Inmunología de SEICAP, el difícil acceso a los mismos puede dejarles expuestos a sufrir infecciones severas causadas por cualquier microorganismo.
Las IDP implican una mayor vulnerabilidad a infecciones y una mayor susceptibilidad a padecer alergia, autoinmunidad, inflamación o cáncer. Por todo ello suponen un gran impacto para la calidad de vida de los niños que las sufren y sus familias. Es por eso que la pandemia ha generado un gran nivel de estrés ya que han tenido que mantener un cuidado extremo y estricto de las medidas de aislamiento y evitación del contagio, siendo más prolongada la educación a distancia en muchos de los casos.
Vacuna contra la COVID en pacientes con IDP
Aunque aún se necesita recopilar información acerca de la incidencia de la COVID-19 en los pacientes con IDP, estas personas constituyen un grupo de riesgo frente al virus que lo causa debido a que su déficit inmunitario eleva el riesgo de que padezcan infecciones graves. Por ello, desde la Federación de Asociaciones Científicas Médicas Española (FACME) se recomienda la vacunación en todas las IDP excepto los defectos de IgA y los defectos específicos de anticuerpos, así como a familiares de primer grado convivientes de Inmunodeficiencias Combinadas Graves, Inmunodeficiencias de la inmunidad intrínseca e innata.
Además, en el documento sobre las 7 condiciones de muy alto riesgo priorizadas para la vacunación de mayores de 16 años elaborado por el Ministerio de Sanidad se incluyen las inmunodeficiencias primarias. En él se recomiendan Pfizer (a partir 16 años) o Moderna (a partir de 18 años), ya que son las que han demostrado mayor eficacia cuando se evalúa la capacidad de producir respuesta inmune.