Los hongos ambientales que dan alergia habitualmente no penetran en el cuerpo humano. Estos hongos sueltan unas partículas microscópicas llamadas esporas. Las esporas flotan en el aire y son respiradas por las personas, y pueden causar síntomas en los alérgicos. Los síntomas que provocan son fundamentalmente de tipo asma, rinitis y conjuntivitis.
¿Cuándo es más habitual esta alergia?
Como mejor crecen los hongos es con temperaturas templadas y con humedad, igual que los ácaros. Cuando menos hongos ambientales hay es en invierno; predominan en primavera, verano y otoño.
El otoño es una época en la que también hay más ácaros, y además coincide con la vuelta de los niños al colegio, y hay más infecciones por virus. Por eso, el hecho de empeorar en otoño no se puede atribuir siempre a los hongos. Todos estos factores pueden actuar por separado o se pueden acumular unos a otros, multiplicando sus efectos sobre los síntomas.
Los días de viento, y los días de humedad, por nieblas, y tanto antes como después de las lluvias, puede haber más esporas de hongos flotando en el aire, y las personas alérgicas pueden notar empeoramientos.
¿Todos los hongos producen alergia?
Aunque hay muchas especies de hongos en el ambiente, son pocos los que producen alergia. Los principales hongos alergénicos son: Alternaria, Aspergillus, Cladosporium y Penicillium.
Síntomas
Los hongos son los responsables de enfermedades alérgicas respiratorias inmediatas, como rinitis, conjuntivitis o asma cuando se respira en ambientes en que se encuentran esporas de hongos a los que se ha hecho alérgico el paciente.
La alergia a los hongos, como la mayoría de los alérgenos ambientales, produce diferentes síntomas en los niños que varían en función de la zona del cuerpo a la que afecten. Por ejemplo, si las esporas del hongo llegan a la mucosa conjuntiva del globo ocular, esta alergia se manifiesta en forma de conjuntivitis y presenta enrojecimiento o inflamación de la parte blanca del ojo o del interior del párpado. Así como incremento del lagrimeo, secreción ocular, picor e irritación en los ojos, mayor producción de legañas y sensación de arenisca en el globo ocular.
Además, si se inhala por vía nasal, esta alergia puede producir rinitis cuyos síntomas más frecuentes son goteo y congestión nasal, lagrimeo, estornudos y tos frecuente. También, puede provocar picor en los ojos, paladar, garganta y nariz, así como hinchazón en la zona de los ojos.
Si las esporas de los hongos llegan a nivel bronquial pueden producir bronquitis de repetición o asma que se manifiesta cuando el menor tiene dificultades para respirar, tos frecuente, mocos, y silbidos o pitidos al inhalar o expirar aire.
Recomendaciones
Se pueden tomar ciertas acciones en el interior de la vivienda para reducir el riesgo de que los menores se vean afectados por la alergia a los hongos. Desde el Grupo de Trabajo de Alergia Respiratoria y Asma de la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (SEICAP) recomendamos las siguientes medidas:
-Evitar las estancias más húmedas y solucionar los problemas de humedades de las habitaciones
-Mantener seca la ducha o el baño, las mamparas, las cortinas, las alfombrillas, las toallas y, en general, todo el cuarto de aseo.
-Recurrir a pinturas anti-fúngicas
– Evitar las plantas de interior
-Preferencia por las fibras sintéticas sobre el algodón u otros productos textiles en alfombras y cortinas.
-No pasar mucho tiempo en sótanos en los que hay gran humedad y poca temperatura
-No guardar la ropa o el calzado húmedos en armarios o zonas poco ventiladas.
Ante cualquier sospecha o síntoma de alergia a los hongos, lo más adecuado es acudir a un pediatra alergólogo ya que las reacciones del menor pueden complicarse si no reciben el tratamiento adecuado.