¿Qué son las vacunas de la alergia?

La inmunoterapia específica con alérgenos es el tratamiento llamado comúnmente como “vacunas de la alergia”. Esta terapia se utiliza para el tratamiento etiológico, es decir, de la causa, de las enfermedades alérgicas.

Se utilizan en algunas personas que tienen alergia a sustancias ambientales, a venenos de himenópteros (abejas y avispas) y también, a alimentos.

La inmunoterapia con alérgenos consiste básicamente, en administrar al paciente alérgico, pequeñas cantidades de la sustancia a la que tiene alergia. Estas cantidades se van aumentando hasta llegar a una dosis óptima que se mantiene durante todo el tiempo que dura el tratamiento.

Las vacunas modifican la respuesta inmunológica del paciente alérgico.

Las personas alérgicas son capaces de sufrir reacciones tras la inhalación, contacto, ingestión o administración de sustancias habitualmente inocuas. Esas sustancias se llaman alérgenos. Las reacciones van desde una rinitis hasta una reacción potencialmente letal como la anafilaxia.

Las vacunas de la alergia consiguen que la respuesta tras la exposición al alérgeno no genere una reacción grave, o bien, hace que mejore de forma sustancial la calidad de vida del paciente.

Cuando las personas presentan alergia reciben un tratamiento múltiple que comprende:

  • Medidas de evitación del alérgeno. Esta evitación puede ser difícil, insuficiente, o imposible, por lo que los síntomas permanecen.
  • Tratamiento con medicamentos. Para el tratamiento de enfermedades como el asma y la rinoconjuntivitis, contamos con fármacos que alivian los síntomas, y otros que controlan total o parcialmente, la enfermedad.
  • La inmunoterapia con alérgenos. Esta terapia constituye el único tratamiento que combate la causa de la enfermedad, ya que consiste en disminuir la respuesta inmunológica que el organismo provoca. En la mayoría de los pacientes se consigue disminuir los síntomas y reducir el tratamiento farmacológico. Hay pacientes en los que la mejoría es prácticamente completa.

Se usan en las personas alérgicas que tienen asma, rinitis, conjuntivitis, alergia a picaduras de himenópteros y alergia al látex. Para la alergia a la piel del melocotón, conocido como síndrome LTP, existe también una inmunoterapia sublingual, tratándose de inmunoterapia para alergia alimentaria.

En la actualidad hay múltiples estudios de investigación con alimentos como el cacahuete, con resultados satisfactorios.

Se usan para alérgenos ambientales como ácaros del polvo, hongos, pólenes, epitelios de animales, látex, y frente al veneno de himenópteros.

También, como se ha mencionado anteriormente, para alérgicos a LTP. Las LTP son proteínas transportadoras de lípidos, y los pacientes inician los síntomas en general, con la piel del melocotón, para posteriormente reconocer proteínas de otras frutas, frutos secos e incluso, verduras y hortalizas.

No existen vacunas para todas las sustancias que pueden causar alergia. Las vacunas que se encuentran comercializadas constituyen un mercado extenso y heterogéneo, donde algunas vacunas tienen extractos muy estandarizados y con amplio respaldo científico, y otras tienen un perfil con menos solidez.

No son necesarias en todos los alérgicos. La alergia es muy variable en cuanto al tipo y la severidad de los síntomas. Depende también de la evolución de la enfermedad y la respuesta a la medicación.

Si los síntomas son leves y aislados, responden bien a la medicación, no será necesario usar vacunas. Tampoco si el alérgeno causal es sencillo de evitar.

Si, por el contrario, los síntomas son intensos o frecuentes, el tratamiento con vacunas no debe retrasarse. También se consideran para disminuir la cantidad de medicación que se necesita para controlar la enfermedad.

La recomendación de iniciar un tratamiento con vacunas la emite el especialista tras un estudio detallado.

Sí que se pueden vacunar, pero la eficacia es variable.

Las personas con una sola alergia son las que mejor responden a las vacunas.

Cuando se tiene alergia a múltiples alérgenos ambientales, se evalúa individualmente la estrategia a seguir. Puede que alguno de los alérgenos tenga más importancia en los síntomas, y otros pueden tener un papel mucho menor, por lo que estos últimos no formarán parte de la composición de la vacuna. Pueden emplearse mezclas de alérgenos similares, en número limitado a dos o tres máximo. Otra estrategia a utilizar en personas con múltiples alergias es usar 2 vacunas simultáneas o secuenciales.

El momento de inicio de la vacuna depende de la historia clínica del paciente. En algunos casos está claro que se deben usar desde el momento que se identifica la enfermedad alérgica. En otros pacientes, los datos son menos definidos y se puede esperar para valorar la evolución, y ver si se necesitan las vacunas más adelante o si no será necesario usarlas.

Por otra parte, las vacunas tienen un mayor efecto cuanto más precozmente se usen.

Estudios con solidez científica han demostrado que el uso de las vacunas en pacientes con rinitis alérgica disminuye el riesgo de que los pacientes desarrollen asma. Este efecto es más patente cuanto más joven es el paciente.

Además, se postula que puede modificar el curso evolutivo de la enfermedad, evitando que se desarrolle alergia a otras sustancias.

Se suelen utilizar a partir de los 5 años. Niños por debajo de esta edad pueden recibir vacunas si los síntomas lo justifican, aunque en general se tiende a esperar para ver la evolución de la enfermedad con otros tratamientos.

Las vacunas van haciendo efecto lentamente, no se notan sus efectos de forma inmediata como algunos medicamentos. No son fármacos de alivio inmediato de los síntomas. Su efecto sobre el sistema inmunológico es progresivo, creciente y dosis dependiente. En general sus primeros efectos se notan después de llevar 3 a 6 meses de tratamiento. Los efectos han de ir en aumento después, y alcanzar el máximo tras los 2-3 años.

A medida que va pasando el tiempo, el paciente percibe una mejoría clínica que se traduce en menos días con síntomas de alergia, síntomas más leves y además, menos medicación de rescate. Por último, se nota que se tolera más cantidad del alérgeno causante sin que aparezcan síntomas.

También pueden observarse mejoría en los análisis alergológicos, como pruebas cutáneas y en sangre. Sin embargo, puede existir mejoría de los síntomas sin que las pruebas alergológicas se modifiquen de forma sustancial.

En una gran parte de los pacientes, la mejoría de las vacunas se evalúa mediante los datos clínicos, sin ser necesarios los datos analíticos.

La ausencia de mejoría puede deberse a varios motivos. Es posible que haya alguna otra alergia u otros factores ambientales que estén causando los síntomas; esto ocurre sobre todo en los pacientes con múltiples alergias. También puede deberse a que la vacuna no contenga el alérgeno responsable en la cantidad requerida, en cuyo caso se puede cambiar de vacuna para ver si se logra más efecto.

Puede existir también un problema de adherencia la tratamiento prescrito.

Si no se consigue el beneficio esperado tras una evaluación correcta del paciente y del producto recibido, se interrumpen las vacunas y se mantiene al paciente con el tratamiento preventivo.

El especialista determinará en cada caso la mejor actitud a seguir.

Una vez completado el tratamiento, los efectos de las vacunas duran años.

Algunas personas, no obstante, pueden volver a tener síntomas al cabo de varios años. En ese caso se debería evaluar nuevamente al paciente. En ocasiones, los síntomas se pueden atribuir al mismo alérgeno, o pueden aparecer nuevos alérgenos involucrados en la enfermedad.

No hay inconveniente en volverse a vacunar si se considera necesario, tanto frente al alérgeno inicial como frente a otro diferente.

Las vacunas son compatibles con cualquier terapia. De hecho, forman parte del conjunto de tratamientos de la enfermedad, junto con la medicación de base de la enfermedad y de alivio de síntomas. También son compatibles con los tratamientos para las enfermedades más frecuentes, como antibióticos, antitérmicos, antiinflamatorios, vacunas antiinfecciosas, etc.

Existen pocas contraindicaciones absolutas. Las más importantes son el tener alguna otra enfermedad grave, como tumores, infecciones graves, alteraciones psiquiátricas, o enfermedades cardiacas o de hipertensión que necesiten medicamentos como los beta bloqueantes.

Otros estados a tener en cuenta son por ejemplo el asma mal controlado o inestable. En este caso, cuando se alcanza el control de la enfermedad, se puede iniciar o continuar la inmunoterapia.

La composición es individual para cada paciente. La determina el especialista teniendo en cuenta todos los datos de la historia clínica, exploración y pruebas alergológicas.

El especialista le dará una receta para el laboratorio fabricante, con la composición individual del tratamiento. El paciente debe solicitarla con dicho documento en la farmacia que solicitará al laboratorio la vacuna. El tiempo de espera es variable, de entre días y varias semanas.

En España las vacunas de la alergia se obtienen con receta de la Seguridad Social, y el paciente paga el porcentaje que le corresponde. En algunas zonas puede ser necesario el visado del Inspector de Zona.

En líneas generales, las vacunas que van a administrarse por vía subcutánea (“pinchadas”), vienen en una caja con varios viales para su administración progresiva. Cuando se piden por primera vez el laboratorio mandará una caja de inicio. Esta caja lleva frascos distintos, con diferentes concentraciones del alérgeno. Cada número o letra indica una concentración creciente. Las vacunas pueden administrarse en pautas agrupadas o cluster, recibiendo varias dosis en un día, para alcanzar la dosis óptima de forma más rápida.

La dosis final se administra habitualmente cada mes, aunque en ocasiones puede modificarse ese intervalo.

Cuando quede poco para acabar ese frasco hay que pedir la caja de continuación. La caja de continuación traerá uno o dos frascos de la concentración más alta. Las cajas de continuación duran de 6 a 12 meses.

Las vacunas sublinguales siguen el mismo esquema de caja de inicio y cajas de continuación, sólo que en vez de frascos con inyectables traerán frascos con gotas o comprimidos para poner debajo de la lengua. Se inician también de forma progresiva en cantidades crecientes de alérgeno, y también pueden tener pautas agrupadas o cluster.

La caja de continuación hay que pedirla con cierta antelación, antes de que se acabe la caja anterior, para que llegue a tiempo. La receta para pedirla la puede hacer el médico o pediatra de Atención Primaria, con una receta normal de la Seguridad Social. Hay que llevar además, cuñada por el mismo médico, la tarjeta de solicitud de continuación. Esta tarjeta viene dentro de cada caja, con el nombre del paciente, la composición de la vacuna, y un número de identificación. En algunas zonas o para algunos laboratorios fabricantes, puede ser necesario que la renovación la haga el especialista. Consulte con este cómo se renueva la vacuna que le recomiende.

Se usan de dos maneras, inyectadas y por vía sublingual. Las vacunas por vía sublingual pueden ser en gotas o en comprimidos.

Las pinchadas se deben administrar en un centro sanitario, bien de Atención Primaria, o en la consulta del especialista. Las pautas agrupadas se administran en la consulta del especialista. Las debe administrar personal cualificado y experimentado.

Las sublinguales las toman los pacientes en su casa.

Oscila entre tres y cinco años. Su especialista indicará cuándo interrumpir las vacunas.

La mayoría, si no se indica lo contrario, se deben conservar en la nevera. El tiempo que el paciente tarda en llevarla al centro médico para vacunarse, esperar allí y volver no es perjudicial para la vacuna. Pueden resistir a temperatura ambiente, siempre que no estén expuestas a mucho calor, como por ejemplo en un coche al sol. Es importante que no se congelen.

Algunas vacunas, como ciertas sublinguales, se conservan a temperatura ambiente.

Lo más probable es que se inutilice la vacuna y haya que pedir una nueva. Consulte al especialista indicándole el nombre exacto de la vacuna y del laboratorio fabricante.

Cuando no está bien conservada la vacuna va perdiendo potencia. No se forman productos tóxicos y no perjudica al paciente. Si no está seguro del estado de la vacuna, consulte al especialista indicándole lo más exactamente posible dónde y cuánto tiempo ha estado la vacuna expuesta al calor.

Si la vacuna caduca pierde potencia y es como usar menos dosis de la que corresponde. Pero hay que tener en cuenta que no se forman productos tóxicos, y usar una vacuna que haya caducado recientemente no perjudica al paciente.

El paciente tiene que estar en buen estado de salud el día que se vacune. No debe vacunarse si está con fiebre, si tiene alguna enfermedad típica de la infancia como la varicela, o si tiene síntomas de asma (“pitos en el pecho”, dificultad respiratoria). En estos casos, debe esperar hasta recuperarse antes de vacunarse. Si tiene síntomas catarrales leves puede vacunarse. Si tiene algunos síntomas con dudas (tos de posible asma) debe ser visto primero por su médico, quien decidirá si se puede vacunar.

Se debe comprobar que la vacuna corresponde al nombre del paciente, que no está caducada, y que la dosis y frasco que se administra son los que le tocan. En las vacunas pinchadas, debe permanecer en el centro médico media horas tras vacunarse para vigilar por si aparece alguna reacción.

Durante las 3-4 horas siguientes deben evitarse esfuerzos físicos intensos, baños en agua caliente, saunas, o exponerse mucho al sol en épocas de calor.

La inmunoterapia consiste en la administración de la sustancia a la que se es alérgico, pudiendo producir reacciones indeseables en ocasiones. Pueden ser de dos tipos: locales o generales. Las locales son las que se producen en el punto de administración de la vacuna (el brazo o en la boca). Las reacciones generales son las que se producen a distancia del punto de administración.

Con las vacunas subcutáneas, las reacciones locales más frecuentes consisten en enrojecimiento en la zona del pinchazo. Además del enrojecimiento, se puede producir una zona de inflamación, endurecida y caliente. Las reacciones pueden aparecer en los primeros 20-30 minutos, o más tarde, incluso tras varias horas.

Las reacciones locales intensas se alivian poniendo una bolsa con hielo en la zona y, en caso necesario, tomando algún antihistamínico y/o antiinflamatorio.

Si el tamaño es muy grande y las molestias intensas, conviene consultar con el especialista por si fuera necesario rebajar temporalmente la dosis.

Las reacciones locales con las vacunas sublinguales consisten en picor en la cavidad oral. Suele ceder espontáneamente, aunque se puede usar un antihistamínico si el picor es molesto.

Las reacciones generales son reacciones alérgicas que afectan a la piel (urticaria y edema o inflamación), respiratorias (tos, “pitos en el pecho”, dificultad respiratoria, o rinitis-conjuntivitis) e incluso una anafilaxia. Suelen aparecer en los primeros 30 minutos; por eso el paciente debe esperar ese periodo en el centro médico. Si acontecen, hay que dar el tratamiento correspondiente de forma rápida.

Cuando ha aparecido alguna reacción general se debe consultar siempre con el especialista, quien determinará los pasos a seguir.

Si el tiempo excedido es menos de 3 días en la fase semanal, o menos de 8 días en la fase mensual, se continúa la vacunación normalmente como si no hubiese habido retraso.

Si el tiempo excedido supera esos plazos, puede ser necesario rebajar la dosis. La dosis a rebajar la decidirán en su centro de Atención Primaria; si allí tienen dudas, debe consultar con su especialista.

Con las vacunas sublinguales se toleran, sin modificar la dosis, retrasos de 3 días en la fase de aumento, y de 7 días cuando ya está tomando la dosis máxima. Si el retraso supera este tiempo, consulte con su especialista.

Si ha de consultar con el especialista, debe indicar exactamente el nombre de la vacuna, la dosis, el frasco y la fecha en la que se le administró por última vez.

Conviene dejar algo de separación entre vacunas. Si se pone primero una vacuna antiinfecciosa del calendario vacunal, o la vacuna de la gripe, debe esperarse una semana antes de ponerse la vacuna de la alergia.

Si se pone primero la vacuna de la alergia, debe esperar 48 horas antes de ponerse una vacuna antiinfecciosa.

Si se pone dos vacunas de la alergia, debe dejar 48 horas de separación entre ellas.

Índice de contenidos

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¿Qué efectos tienen las vacunas de la alergia?

Las vacunas modifican la respuesta inmunológica del paciente alérgico.

Las personas alérgicas son capaces de sufrir reacciones tras la inhalación, contacto, ingestión o administración de sustancias habitualmente inocuas. Esas sustancias se llaman alérgenos. Las reacciones van desde una rinitis hasta una reacción potencialmente letal como la anafilaxia.

Las vacunas de la alergia consiguen que la respuesta tras la exposición al alérgeno no genere una reacción grave, o bien, hace que mejore de forma sustancial la calidad de vida del paciente.

¿En quiénes se usan las vacunas de la alergia?

Cuando las personas presentan alergia reciben un tratamiento múltiple que comprende:

  • Medidas de evitación del alérgeno. Esta evitación puede ser difícil, insuficiente, o imposible, por lo que los síntomas permanecen.
  • Tratamiento con medicamentos. Para el tratamiento de enfermedades como el asma y la rinoconjuntivitis, contamos con fármacos que alivian los síntomas, y otros que controlan total o parcialmente, la enfermedad.
  • La inmunoterapia con alérgenos. Esta terapia constituye el único tratamiento que combate la causa de la enfermedad, ya que consiste en disminuir la respuesta inmunológica que el organismo provoca. En la mayoría de los pacientes se consigue disminuir los síntomas y reducir el tratamiento farmacológico. Hay pacientes en los que la mejoría es prácticamente completa.

¿Para qué enfermedades se usan las vacunas de la alergia?

Se usan en las personas alérgicas que tienen asma, rinitis, conjuntivitis, alergia a picaduras de himenópteros y alergia al látex. Para la alergia a la piel del melocotón, conocido como síndrome LTP, existe también una inmunoterapia sublingual, tratándose de inmunoterapia para alergia alimentaria.

En la actualidad hay múltiples estudios de investigación con alimentos como el cacahuete, con resultados satisfactorios.

¿Para qué alergias se usan las vacunas?

Se usan para alérgenos ambientales como ácaros del polvo, hongos, pólenes, epitelios de animales, látex, y frente al veneno de himenópteros.

También, como se ha mencionado anteriormente, para alérgicos a LTP. Las LTP son proteínas transportadoras de lípidos, y los pacientes inician los síntomas en general, con la piel del melocotón, para posteriormente reconocer proteínas de otras frutas, frutos secos e incluso, verduras y hortalizas.

No existen vacunas para todas las sustancias que pueden causar alergia. Las vacunas que se encuentran comercializadas constituyen un mercado extenso y heterogéneo, donde algunas vacunas tienen extractos muy estandarizados y con amplio respaldo científico, y otras tienen un perfil con menos solidez.

¿Todas las personas con alergia deben usar vacunas?

No son necesarias en todos los alérgicos. La alergia es muy variable en cuanto al tipo y la severidad de los síntomas. Depende también de la evolución de la enfermedad y la respuesta a la medicación.

Si los síntomas son leves y aislados, responden bien a la medicación, no será necesario usar vacunas. Tampoco si el alérgeno causal es sencillo de evitar.

Si, por el contrario, los síntomas son intensos o frecuentes, el tratamiento con vacunas no debe retrasarse. También se consideran para disminuir la cantidad de medicación que se necesita para controlar la enfermedad.

La recomendación de iniciar un tratamiento con vacunas la emite el especialista tras un estudio detallado.

¿Se pueden vacunar las personas con múltiples alergias?

Sí que se pueden vacunar, pero la eficacia es variable.

Las personas con una sola alergia son las que mejor responden a las vacunas.

Cuando se tiene alergia a múltiples alérgenos ambientales, se evalúa individualmente la estrategia a seguir. Puede que alguno de los alérgenos tenga más importancia en los síntomas, y otros pueden tener un papel mucho menor, por lo que estos últimos no formarán parte de la composición de la vacuna. Pueden emplearse mezclas de alérgenos similares, en número limitado a dos o tres máximo. Otra estrategia a utilizar en personas con múltiples alergias es usar 2 vacunas simultáneas o secuenciales.

¿Cuándo se usan las vacunas de la alergia?

El momento de inicio de la vacuna depende de la historia clínica del paciente. En algunos casos está claro que se deben usar desde el momento que se identifica la enfermedad alérgica. En otros pacientes, los datos son menos definidos y se puede esperar para valorar la evolución, y ver si se necesitan las vacunas más adelante o si no será necesario usarlas.

Por otra parte, las vacunas tienen un mayor efecto cuanto más precozmente se usen.

Estudios con solidez científica han demostrado que el uso de las vacunas en pacientes con rinitis alérgica disminuye el riesgo de que los pacientes desarrollen asma. Este efecto es más patente cuanto más joven es el paciente.

Además, se postula que puede modificar el curso evolutivo de la enfermedad, evitando que se desarrolle alergia a otras sustancias.

¿A qué edad se pueden usar las vacunas?

Se suelen utilizar a partir de los 5 años. Niños por debajo de esta edad pueden recibir vacunas si los síntomas lo justifican, aunque en general se tiende a esperar para ver la evolución de la enfermedad con otros tratamientos.

¿Cuándo se notan los efectos de las vacunas?

Las vacunas van haciendo efecto lentamente, no se notan sus efectos de forma inmediata como algunos medicamentos. No son fármacos de alivio inmediato de los síntomas. Su efecto sobre el sistema inmunológico es progresivo, creciente y dosis dependiente. En general sus primeros efectos se notan después de llevar 3 a 6 meses de tratamiento. Los efectos han de ir en aumento después, y alcanzar el máximo tras los 2-3 años.

¿Cómo se notan los efectos de la vacuna?

A medida que va pasando el tiempo, el paciente percibe una mejoría clínica que se traduce en menos días con síntomas de alergia, síntomas más leves y además, menos medicación de rescate. Por último, se nota que se tolera más cantidad del alérgeno causante sin que aparezcan síntomas.

También pueden observarse mejoría en los análisis alergológicos, como pruebas cutáneas y en sangre. Sin embargo, puede existir mejoría de los síntomas sin que las pruebas alergológicas se modifiquen de forma sustancial.

En una gran parte de los pacientes, la mejoría de las vacunas se evalúa mediante los datos clínicos, sin ser necesarios los datos analíticos.

¿Qué se hace si no se nota mejoría con la vacuna?

La ausencia de mejoría puede deberse a varios motivos. Es posible que haya alguna otra alergia u otros factores ambientales que estén causando los síntomas; esto ocurre sobre todo en los pacientes con múltiples alergias. También puede deberse a que la vacuna no contenga el alérgeno responsable en la cantidad requerida, en cuyo caso se puede cambiar de vacuna para ver si se logra más efecto.

Puede existir también un problema de adherencia la tratamiento prescrito.

Si no se consigue el beneficio esperado tras una evaluación correcta del paciente y del producto recibido, se interrumpen las vacunas y se mantiene al paciente con el tratamiento preventivo.

El especialista determinará en cada caso la mejor actitud a seguir.

¿Cuánto duran los efectos de las vacunas cuando se terminan?

Una vez completado el tratamiento, los efectos de las vacunas duran años.

Algunas personas, no obstante, pueden volver a tener síntomas al cabo de varios años. En ese caso se debería evaluar nuevamente al paciente. En ocasiones, los síntomas se pueden atribuir al mismo alérgeno, o pueden aparecer nuevos alérgenos involucrados en la enfermedad.

No hay inconveniente en volverse a vacunar si se considera necesario, tanto frente al alérgeno inicial como frente a otro diferente.

¿Son compatibles las vacunas con otros tratamientos?

Las vacunas son compatibles con cualquier terapia. De hecho, forman parte del conjunto de tratamientos de la enfermedad, junto con la medicación de base de la enfermedad y de alivio de síntomas. También son compatibles con los tratamientos para las enfermedades más frecuentes, como antibióticos, antitérmicos, antiinflamatorios, vacunas antiinfecciosas, etc.

¿Tienen contraindicaciones las vacunas de la alergia?

Existen pocas contraindicaciones absolutas. Las más importantes son el tener alguna otra enfermedad grave, como tumores, infecciones graves, alteraciones psiquiátricas, o enfermedades cardiacas o de hipertensión que necesiten medicamentos como los beta bloqueantes.

Otros estados a tener en cuenta son por ejemplo el asma mal controlado o inestable. En este caso, cuando se alcanza el control de la enfermedad, se puede iniciar o continuar la inmunoterapia.

¿Cuál es la composición de las vacunas de la alergia?

La composición es individual para cada paciente. La determina el especialista teniendo en cuenta todos los datos de la historia clínica, exploración y pruebas alergológicas.

¿Cómo se obtienen las vacunas de la alergia?

El especialista le dará una receta para el laboratorio fabricante, con la composición individual del tratamiento. El paciente debe solicitarla con dicho documento en la farmacia que solicitará al laboratorio la vacuna. El tiempo de espera es variable, de entre días y varias semanas.

En España las vacunas de la alergia se obtienen con receta de la Seguridad Social, y el paciente paga el porcentaje que le corresponde. En algunas zonas puede ser necesario el visado del Inspector de Zona.

¿Cómo vienen preparadas las vacunas de la alergia?

En líneas generales, las vacunas que van a administrarse por vía subcutánea (“pinchadas”), vienen en una caja con varios viales para su administración progresiva. Cuando se piden por primera vez el laboratorio mandará una caja de inicio. Esta caja lleva frascos distintos, con diferentes concentraciones del alérgeno. Cada número o letra indica una concentración creciente. Las vacunas pueden administrarse en pautas agrupadas o cluster, recibiendo varias dosis en un día, para alcanzar la dosis óptima de forma más rápida.

La dosis final se administra habitualmente cada mes, aunque en ocasiones puede modificarse ese intervalo.

Cuando quede poco para acabar ese frasco hay que pedir la caja de continuación. La caja de continuación traerá uno o dos frascos de la concentración más alta. Las cajas de continuación duran de 6 a 12 meses.

Las vacunas sublinguales siguen el mismo esquema de caja de inicio y cajas de continuación, sólo que en vez de frascos con inyectables traerán frascos con gotas o comprimidos para poner debajo de la lengua. Se inician también de forma progresiva en cantidades crecientes de alérgeno, y también pueden tener pautas agrupadas o cluster.

¿Cómo se obtienen las cajas de continuación?

La caja de continuación hay que pedirla con cierta antelación, antes de que se acabe la caja anterior, para que llegue a tiempo. La receta para pedirla la puede hacer el médico o pediatra de Atención Primaria, con una receta normal de la Seguridad Social. Hay que llevar además, cuñada por el mismo médico, la tarjeta de solicitud de continuación. Esta tarjeta viene dentro de cada caja, con el nombre del paciente, la composición de la vacuna, y un número de identificación. En algunas zonas o para algunos laboratorios fabricantes, puede ser necesario que la renovación la haga el especialista. Consulte con este cómo se renueva la vacuna que le recomiende.

¿Cómo se administran las vacunas de la alergia?

Se usan de dos maneras, inyectadas y por vía sublingual. Las vacunas por vía sublingual pueden ser en gotas o en comprimidos.

¿Dónde se administran las vacunas de la alergia?

Las pinchadas se deben administrar en un centro sanitario, bien de Atención Primaria, o en la consulta del especialista. Las pautas agrupadas se administran en la consulta del especialista. Las debe administrar personal cualificado y experimentado.

Las sublinguales las toman los pacientes en su casa.

¿Cuánto tiempo dura el tratamiento con las vacunas de la alergia?

Oscila entre tres y cinco años. Su especialista indicará cuándo interrumpir las vacunas.

¿Cómo se conservan las vacunas de la alergia?

La mayoría, si no se indica lo contrario, se deben conservar en la nevera. El tiempo que el paciente tarda en llevarla al centro médico para vacunarse, esperar allí y volver no es perjudicial para la vacuna. Pueden resistir a temperatura ambiente, siempre que no estén expuestas a mucho calor, como por ejemplo en un coche al sol. Es importante que no se congelen.

Algunas vacunas, como ciertas sublinguales, se conservan a temperatura ambiente.

¿Qué pasa si por error se congela la vacuna?

Lo más probable es que se inutilice la vacuna y haya que pedir una nueva. Consulte al especialista indicándole el nombre exacto de la vacuna y del laboratorio fabricante.

¿Qué pasa si se expone a mucho calor?

Cuando no está bien conservada la vacuna va perdiendo potencia. No se forman productos tóxicos y no perjudica al paciente. Si no está seguro del estado de la vacuna, consulte al especialista indicándole lo más exactamente posible dónde y cuánto tiempo ha estado la vacuna expuesta al calor.

¿Qué pasa si la vacuna caduca?

Si la vacuna caduca pierde potencia y es como usar menos dosis de la que corresponde. Pero hay que tener en cuenta que no se forman productos tóxicos, y usar una vacuna que haya caducado recientemente no perjudica al paciente.

¿Existe alguna precaución para antes de vacunarse?

El paciente tiene que estar en buen estado de salud el día que se vacune. No debe vacunarse si está con fiebre, si tiene alguna enfermedad típica de la infancia como la varicela, o si tiene síntomas de asma (“pitos en el pecho”, dificultad respiratoria). En estos casos, debe esperar hasta recuperarse antes de vacunarse. Si tiene síntomas catarrales leves puede vacunarse. Si tiene algunos síntomas con dudas (tos de posible asma) debe ser visto primero por su médico, quien decidirá si se puede vacunar.

¿Existe alguna precaución cuando se vacuna?

Se debe comprobar que la vacuna corresponde al nombre del paciente, que no está caducada, y que la dosis y frasco que se administra son los que le tocan. En las vacunas pinchadas, debe permanecer en el centro médico media horas tras vacunarse para vigilar por si aparece alguna reacción.

¿Existe alguna precaución para después de vacunarse?

Durante las 3-4 horas siguientes deben evitarse esfuerzos físicos intensos, baños en agua caliente, saunas, o exponerse mucho al sol en épocas de calor.

¿Causan reacciones las vacunas de la alergia?

La inmunoterapia consiste en la administración de la sustancia a la que se es alérgico, pudiendo producir reacciones indeseables en ocasiones. Pueden ser de dos tipos: locales o generales. Las locales son las que se producen en el punto de administración de la vacuna (el brazo o en la boca). Las reacciones generales son las que se producen a distancia del punto de administración.

¿Cuáles son las reacciones locales?

Con las vacunas subcutáneas, las reacciones locales más frecuentes consisten en enrojecimiento en la zona del pinchazo. Además del enrojecimiento, se puede producir una zona de inflamación, endurecida y caliente. Las reacciones pueden aparecer en los primeros 20-30 minutos, o más tarde, incluso tras varias horas.

Las reacciones locales intensas se alivian poniendo una bolsa con hielo en la zona y, en caso necesario, tomando algún antihistamínico y/o antiinflamatorio.

Si el tamaño es muy grande y las molestias intensas, conviene consultar con el especialista por si fuera necesario rebajar temporalmente la dosis.

Las reacciones locales con las vacunas sublinguales consisten en picor en la cavidad oral. Suele ceder espontáneamente, aunque se puede usar un antihistamínico si el picor es molesto.

¿Cuáles son las reacciones generales?

Las reacciones generales son reacciones alérgicas que afectan a la piel (urticaria y edema o inflamación), respiratorias (tos, “pitos en el pecho”, dificultad respiratoria, o rinitis-conjuntivitis) e incluso una anafilaxia. Suelen aparecer en los primeros 30 minutos; por eso el paciente debe esperar ese periodo en el centro médico. Si acontecen, hay que dar el tratamiento correspondiente de forma rápida.

Cuando ha aparecido alguna reacción general se debe consultar siempre con el especialista, quien determinará los pasos a seguir.

¿Qué pasa si se retrasa la vacuna?

Si el tiempo excedido es menos de 3 días en la fase semanal, o menos de 8 días en la fase mensual, se continúa la vacunación normalmente como si no hubiese habido retraso.

Si el tiempo excedido supera esos plazos, puede ser necesario rebajar la dosis. La dosis a rebajar la decidirán en su centro de Atención Primaria; si allí tienen dudas, debe consultar con su especialista.

Con las vacunas sublinguales se toleran, sin modificar la dosis, retrasos de 3 días en la fase de aumento, y de 7 días cuando ya está tomando la dosis máxima. Si el retraso supera este tiempo, consulte con su especialista.

Si ha de consultar con el especialista, debe indicar exactamente el nombre de la vacuna, la dosis, el frasco y la fecha en la que se le administró por última vez.

¿Qué pasa si la vacuna de la alergia coincide con otra vacuna?

Conviene dejar algo de separación entre vacunas. Si se pone primero una vacuna antiinfecciosa del calendario vacunal, o la vacuna de la gripe, debe esperarse una semana antes de ponerse la vacuna de la alergia.

Si se pone primero la vacuna de la alergia, debe esperar 48 horas antes de ponerse una vacuna antiinfecciosa.

Si se pone dos vacunas de la alergia, debe dejar 48 horas de separación entre ellas.

Resumen de las vacunas de la alergia

Las vacunas de la alergia se usan para el asma, la rinitis, la conjuntivitis, la alergia a avispas o abejas y la alergia a látex. Se usan para superar una alergia ya presente, y que el paciente tolere la sustancia causante igual que las personas que nunca han tenido alergia. El especialista decide cuándo y frente a qué sustancias vacunar.
Algunas vacunas son inyectadas y otras se ponen debajo de la lengua. Las dosis e instrucciones vienen en las cajas. La duración habitual es de 3 a 5 años; el especialista indicará cuándo interrumpirlas. Son compatibles con otros tratamientos para la alergia, y con casi todos los tratamientos para enfermedades no alérgicas.
Pueden producir reacciones locales, de importancia menor, y, más raramente, reacciones generales. Debe tenerse disponible el tratamiento por si ocurren estas reacciones. Consulte con el especialista las dudas e incidencias que aparezcan. Hay un resumen de aspectos prácticos en otro documento de esta web.