La adolescencia representa una fase de vulnerabilidad en los niños afectados con asma y alergia por lo que es importante conocer los cambios a los que se enfrentan para darles la atención sanitaria adecuada
La llegada de la adolescencia y de la edad adulta temprana es una etapa crítica que implica una serie de cambios profundos físicos, emocionales, cognitivos y sociales. Desde la Academia Europea de Alergia e Inmunología Clínica (EAACI) por sus siglas en inglés, han recopilado en un documento de revisión los principales cambios a los que se enfrentan los niños con asma y alergia cuando llegan a adolescentes. En el documento han participado las doctoras Marta Vázquez y Teresa Garriga, miembros del Grupo de Trabajo de Alergia en el Adolescente de SEICAP.
Por lo general, los adolescentes, por factores asociados a su edad, suelen prestar menos atención a su cuidado personal, unido a su deseo por la independencia, la autonomía, la exploración de sus límites y la baja percepción sobre el riesgo. Todo ello puede hacerles más vulnerables y conducirles a una mala adherencia a los tratamientos prescritos e incluso a automedicarse de forma errónea, así como a conductas de riesgo. Por otro lado, la presión del grupo de compañeros o amigos, la negación de su enfermedad, la vergüenza y las falsas creencias sobre ella tampoco ayudan y contribuyen a un mal control de la misma.
Es por eso que los pediatras alergólogos siempre insisten en la importancia de prestar una atención médica adaptativa a los adolescentes, diferente a la que reciben los niños y los adultos. El Grupo de Trabajo de Enfermedades Alérgicas en Adolescentes y Adultos Jóvenes de la EAACI ha enumerado los problemas, retos y necesidades específicas de adolescentes y adultos jóvenes con alergia y asma:
Calidad de vida
Factores como la gravedad de la enfermedad, el mal control de la misma o las exacerbaciones. se asocian con un deterioro de la calidad de vida en los adolescentes con asma. Además, también influyen otros factores como la falta de actividad física, el tabaquismo y otras enfermedades alérgicas coexistentes.
En cuanto a los adolescentes con alergia alimentaria, un estudio permitió observar que las evitaciones de los alergenos y las propias restricciones en el estilo de vida afectan de forma más adversa que el riesgo asociado a la ingesta accidental del alimento en cuestión.
Asimismo, los que tienen dermatitis atópica se ven afectados por la interrupción de las actividades físicas, el picor y dolor constantes y su impacto durante el sueño.
Factores psicológicos
Un estudio realizado en EEUU confirmó la relación entre ansiedad y asma en adolescentes debido a sus preocupaciones sobre mostrar síntomas o tomar medicación delante de sus compañeros. A su vez, las discusiones con los padres o las burlas recibidas se asocian con síntomas de asma más graves. Por último, las mujeres jóvenes con enfermedades alérgicas tienen un estado de ánimo depresivo mayor y más déficit de sueño que los hombres.
Se ha comprobado que el apoyo emocional de los padres es un factor protector en el asma de los adolescentes, lo que lleva a una menor probabilidad de problemas de salud, y a la percepción de un mayor control sobre el tratamiento.
Adherencia al tratamiento
También se ha demostrado que la adherencia al tratamiento no es óptima durante la adolescencia debido a factores como las barreras para el uso de medicamentos, la mala percepción o identificación de los síntomas, factores psicológicos y el no asumir la responsabilidad.
En cuanto a las barreras para el uso de medicamentos se incluyen el apresuramiento, el olvido, las prioridades sociales y el acceso a los tratamientos desde el centro educativo, entre otros. También contribuyen a una mala adherencia en esta etapa la desinformación, las suposiciones incorrectas sobre el asma, los horarios ocupados, las crisis familiares o la falta de necesidad o beneficios percibidos por los jóvenes. En cuanto a los rasgos de personalidad, la falta de regulación de las emociones y del comportamiento, se relacionan también con una mala adherencia.
Como factores positivos para mejorar la adherencia al tratamiento en adolescentes se identifican: las rutinas, una mejor percepción de la capacidad de autocontrol de la enfermedad, el uso de inhaladores combinados en lugar de múltiples y un conocimiento y percepción mejores sobre los medicamentos.
Autocuidado
La falta de conocimiento sobre los síntomas, los desencadenantes y los tratamientos es el principal obstáculo para el autocuidado en adolescentes con asma y alergia. Los que comprenden mejor su condición, tienen una mayor percepción de las consecuencias de su enfermedad y asisten a programas de educación en asma demuestran una mejor autogestión.
El inconveniente de usar y llevar dispositivos de medicación para el asma, y la vergüenza de tener la afección o de tener que usar tratamientos, a menudo trae como resultado la negación o normalización de los síntomas, el incumplimiento de la medicación y la actitud negativa hacia los profesionales sanitarios.
En general, los adolescentes muestran signos de ansiedad y estrés ante la responsabilidad que suponen los cuidados de su enfermedad, ya sea por la evitación continua de alérgenos, el miedo a las reacciones o el cumplimiento de los tratamientos.
Posibles soluciones
Los adolescentes sugirieron que las redes de apoyo, facilitadas por compañeros adolescentes mayores y profesionales de la salud que les permiten compartir información, experiencias, consejos y aliento, podrían ser útiles para aquellos que afirman sentirse avergonzados por ser percibidos como diferentes a sus compañeros debido al asma, la alergia alimentaria o la anafilaxia.
También el apoyo de la familia es fundamental: un ambiente familiar poco solidario, sin buena comunicación y supervisión, puede dificultar que los adolescentes sigan una rutina de cuidados.
Por último, un entorno social de apoyo, incluyendo a la familia, los compañeros y los profesionales sanitarios, con una buena comunicación y conocimiento pueden facilitar el autocuidado en adolescentes con asma y afecciones alérgicas.